TNT Radio Rock "El Blog"

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miércoles, 18 de agosto de 2010

crónica: WACKEN OPEN AIR 2010 (viernes)

ORPHANED LAND fue una de esas bandas atípicas que merecía la pena conocer en directo por la sonoridad de raíz que imponen estos israelitas. Su cantante con ese aspecto a lo Jesucristo pareciera haber salido del mismo evangelio, vistiendo una túnica blanca para ambientar aún más la historia que te transportaba al mismísimo Jerusalén. Gran concierto con baile y danza femenina en el trascurso de su génesis.

Breve visita al W.E.T. Stage para ver si ASTRAL DOORS siguen siendo fieles en directo a ese corte tan claramente hardrockero que muestran es sus discos, y efectivamente. De Rainbow a Dokken un abanico de sonidos vocales muy parejos que incitaban a la marcha, aunque desgraciadamente el show quedó algo desnivelado por el mal sonido.

ILL NIÑO era el primer show que hacían en dos años y quien no les hubiera visto nunca interpretaría que tenían ganas de destrozarlo todo con ese impactante sonido, y puede que algo de hambre tuvieran, pero es que esa intensidad a esta fusión de músicos latinos yo siempre la achaqué en sus directos. Bestias desde sus primeras notas resaltadas por melodías y armonías que supieron equilibrar en todo momento, con partes latinas que en determinados temas interpretan en castellano, así como hicieron sonar algunos temas matizados con acordes flamencos, sin olvidar los contrastes de esas percusiones que no dejaban de motivar, tanto como la batería de Dave Chabarri, quien en alguna ocasión tuvo que ver como se le aflojaba el charles de la pegada que daba.

A continuación los alemanes BOSS HOSS armados de otros elementos musicales de percusión, contrabajo y armónica, se presentaban como una de las sensaciones del festival tras el descubrimiento que supuso ver a estos tíos enfundados en sus sombreros de cowboy durante la pasada edición. Programados en uno de los escenarios principales le dieron al festival tinte de sonido sureño con fusión de rock y de metal. Hicieron versiones a golpe de banjo de los Beastie Boys y de Ministry (¿?). Subieron a algunas chicas a bailar ante un público tanto expectante como comprensivo y cerraron con un country-blues. Altamente recomendables para festejos de cierre, y como comprobamos, también bajo un sol de justicia.

Los también germanos ENDSTILLE podían dar a entender con su imagen un contrapunto a las modas de limpieza y vestimenta fina, pero en realidad, ellos pudieran igualmente estar a las modas de lo sangriento, desdeñando el pensamiento racional de la raza humana, más cercanos del raciocinio animal... o tal vez podían darnos a entender que estaban más próximos a los psicópatas sanguinarios de cualquier capa social, porque la sangre era sangre, las alambradas de espino eran su frente y el filo del cuchillo cortaba finamente la lengua de su cantante para dar un espectáculo poco recomendable antes tus sobrinos. Fue un show premeditado y sobre todo muy visual.

A continuación KAMELOT se presentaba como otra de esas piezas que nunca fallan en el computo final de cada show que realizan, como si fueran tecnología alemana, tal para cual. No empezó bien porque hasta el tercer tema aquello no se escuchó sonorizado en condiciones y a partir de ahí pudimos escuchar con brillo la voz de su corista. Poco varíó respecto a otras veces sus representaciones, con novedosos temas y ese toque medio gótico que le da Roy Khan con la vestimenta. Las armonías brindan de largo con las llamaradas que le rodean. Los petardos, el colorido de las luces, los particulares apoyos de teclado y ese momento con ambas chicas desfilando al redoblar de sus tambores con los ojos vendados hicieron el show de tendencia totalmente épica.

GRAVE DIGGER causaron mucha expectación, pues aparte de ser de la tierra, habían anunciado que interpretarían íntegramente el disco “Tunes Of War” para grabarlo en un DVD que llamarán “Tunes Of Wacken”. Tal como abre ese álbum empezó a sonar “The Brave” con ellos vestidos a lo “Braveheart”. Desde ese momento el espectáculo no cesó, primero por el conjunto de gaiteros, luego por la aparición de Doro Pesch y Hansi Kusch de Blind Guardian, y para rematar los Van Canto haciendo coros. Su teclista fue parte activa admirada por su vestimenta de muerta. Me dieron ganas de salir corriendo por la espada de Excalibur, pero no estaba yo en esos momentos muy en condiciones.

SLAYER comenzaron la agotable faena con “World Painted Blood” y aquello empezó a sonar explosivo con un Tom Araya iluminado por la multitud y comunicativo con el público. No pararon el ritmo de actuación entre canciones tanto como acostumbran. Difícilmente podías moverte estando dentro del epicentro situado en buena parte de la extensa explanada, mientras desde fuera no dejaban de surfear personas que sin intenciones te golpeaban con sus extremidades tu cabeza, por fortuna no surfean boca abajo, por lo que le pudieran meter a más de uno o de una dentro de la boca. La explosión final vino con los temas “Raining Blood”, “South of Heaven” y “Angel of Death” consiguiendo realizar un memorable encuentro con el público germano.

Los canadienses ANVIL han visto como la película sobre su vida ha llamado con cierta notoriedad la atención. Ellos siguen erre que erre sobre el escenario en formato de trío, dándolo todo, con una escenografía y sonoridad clásica, y sobre todo con unas formas divertidas de entretener a quien tiene ocasión de verles. Hablan por las pastillas de sus guitarras (además de por el micro), tocan con un consolador (dudo si lo llevarán para otros menesteres) y yo creo que a estas alturas del guión les da igual lo que pase por la cabeza de quienes saben de su existencia (están pasados vueltas). La actuación fue cojonuda.

Para cerrar la noche tenía existían dos opciones nada desdeñables, pero programadas al mismo tiempo, Atrocity o CORVUS CORAX, y considerando una vez más lo difícil que resulta poder ver tal despliegue de músicos tocando tal variedad de instrumentos autóctonos, no tuve muchas dudas. Su música sonó medieval, refugiada en los “cantus buranus” que inspira la ópera basada en el manuscrito original de Carmina Burana. Allí se escuchaban amplificadores, el sonido interpretado por coristas y soprano era el equivalente a una representación de un teatro, como si estuvieras en la ópera, además con continuos lanzallamas haciendo diversas figuras, así como exhibiciones de luchas con espada ambientadas en la época, tal cual, como lo eran las vestimentas de las decenas de involucrados. Genial final de altísimo contraste musical para cerrar la noche y preparar nueva embestida al sábado.

Raúl "Mr. Virus" García

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