Nueva escapada hacia tierras germanas con una idea preconcebida de lo que iba a acontecer este año, sabiendo de los escenarios programados y del más de un centenar de grupos dispuestos a pasear por los respectivos escenarios. Así que…un año más tocaba estructurar el programa e intentar ver las bandas correspondientes. Claro que, si piensas que además tienes la posibilidad de visitar dentro del recinto una zona medieval, una villa vikinga, incluso ser víctima voluntaria para que te den con una fusta o te quemen en la zona de torturas, e incluso subirte a un búfalo mecánico para hacer el “
Bill”… no te quedará mucho tiempo para pensar fuera del “entorno
Wacken”.
Estas son sólo algunas de las curiosas atracciones o entretenimientos que pudieron disfrutar los 75.000 metalheads visitantes acreditados por la organización este año, pero además, también los mercadillos o tiendas para poder comprar ropa o discos formaba parte de la distracción, algo que siempre es recomendable tener en cuenta para no desgastarse concierto tras concierto de una punta hacia otra, más aún, teniendo en cuenta que esta edición brilló por su espectacular sol y el por lo tanto la fatiga que otorgaba el calor por el día, siendo la temperatura de “choque” por la noche, al pasar a temperaturas de picos muy bajos.
El enclave donde se celebra
Wacken, cada vez más incipiente en estructuras, no tiene demasiados secretos para quien decide repetir cada año. No obstante el desvirgue anual es recomendable nada más llegar, y lo puedes hacer dando una pequeña vuelta según pones pies en el lugar para dejar en orden tu acreditación, intentando conseguir una de las clásicas camisetas oficiales de temporada o ingiriendo algún liquido fresquito mientras capeas el recinto y visionas los primeros seres humanos que se han querido beber las existencias de cerveza antes de que empiece todo. Es curioso ver en algunos puntos a personas venidas al suelo o apoyadas en cualquier poste, estos detalles tan bien colocados, a veces parecieran los pusiera el ayuntamiento o la organización para ambientar. No lo es menos comprobar como de vez en cuando alguna persona se acerca a estos seres decorativos para moverles el cuerpo inerte, tocarle el pecho y comprobar o que es de carne y hueso o que respira y se encuentra bien, como gesto saludable.
Los asistentes se preocupan por las gentes, aunque no se conozcan entre sí. Aquí se hacen amistades, y además coincides con ellas en las sucesivas ediciones. Esto es parte del verdadero espíritu de
Wackeeeeen ¡!
Nueva escapada hacia tierras germanas con una idea preconcebida de lo que iba a acontecer este año, sabiendo de los escenarios programados y del más de un centenar de grupos dispuestos a pasear por los respectivos escenarios. Así que…un año más tocaba estructurar el programa e intentar ver las bandas correspondientes. Claro que, si piensas que además tienes la posibilidad de visitar dentro del recinto una zona medieval, una villa vikinga, incluso ser víctima voluntaria para que te den con una fusta o te quemen en la zona de torturas, e incluso subirte a un búfalo mecánico para hacer el “Bill”… no te quedará mucho tiempo para pensar fuera del “entorno Wacken”.
Estas son sólo algunas de las curiosas atracciones o entretenimientos que pudieron disfrutar los 75.000 metalheads visitantes acreditados por la organización este año, pero además, también los mercadillos o tiendas para poder comprar ropa o discos formaba parte de la distracción, algo que siempre es recomendable tener en cuenta para no desgastarse concierto tras concierto de una punta hacia otra, más aún, teniendo en cuenta que esta edición brilló por su espectacular sol y el por lo tanto la fatiga que otorgaba el calor por el día, siendo la temperatura de “choque” por la noche, al pasar a temperaturas de picos muy bajos.
El enclave donde se celebra Wacken, cada vez más incipiente en estructuras, no tiene demasiados secretos para quien decide repetir cada año. No obstante el desvirgue anual es recomendable nada más llegar, y lo puedes hacer dando una pequeña vuelta según pones pies en el lugar para dejar en orden tu acreditación, intentando conseguir una de las clásicas camisetas oficiales de temporada o ingiriendo algún liquido fresquito mientras capeas el recinto y visionas los primeros seres humanos que se han querido beber las existencias de cerveza antes de que empiece todo. Es curioso ver en algunos puntos a personas venidas al suelo o apoyadas en cualquier poste, estos detalles tan bien colocados, a veces parecieran los pusiera el ayuntamiento o la organización para ambientar. No lo es menos comprobar como de vez en cuando alguna persona se acerca a estos seres decorativos para moverles el cuerpo inerte, tocarle el pecho y comprobar o que es de carne y hueso o que respira y se encuentra bien, como gesto saludable.
Los asistentes se preocupan por las gentes, aunque no se conozcan entre sí. Aquí se hacen amistades, y además coincides con ellas en las sucesivas ediciones. Esto es parte del verdadero espíritu de Wackeeeeen ¡!
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