Sería ésta jornada
la más interesante para los menesteres musicales que os acercamos a través de
TNT Radio de las cinco programadas en Arganda bajo la franquicia brasileña Rock
In Rio, que por tercera vez en España y de manera bianual viene teniendo lugar
en la llamada Ciudad Del Rock de quita y pon. Si bien es cierto que LENNY KRAVITZ en la jornada inaugural
nos regaló un excelente show de sello hardrockero, como ya diéramos cuenta en
el artículo que podéis leer aquí.
Quien relata estas
líneas tuvo ocasión de asistir a cada una de las jornadas, incluso esperaba
volver a ver al extraordinario guitarrista Nuno
Bettencourt acompañando a RIHANNA
con ese sello tan característico que siempre refleja en vivo detalles de su
pasado en Extreme, pero la muerte repentina de un familiar de la diva dio al
traste con su visita. En cualquier caso, y sabiéndose del poco rock incluido en
esta edición, voy a considerar ciertos aspectos destacables de la organización
que podrían tener en cuenta otros festivales que de manera plena dedican sus
programaciones al rock y al metal en este cortijo llamado España. La zona de
prensa para los que veníamos a trabajar era cómoda y cuidaba a los acreditados,
facilitando un lugar cómodo para escribir o tratar sus imágenes, así como de
cara a tener un refrigerio en formato de refresco o bocadillo.
Los cientos de
metros de moqueta artificial que cubrían el recinto evitó polvaredas, permitía
sentarte cómodamente e incluso tumbarte para descansar. La ubicación del macro
escenario MUNDO hacía posible poder ver desde cualquier posición a los artistas
aunque alguno llegara a medir menos de medio metro. Y para terminar, el sonido
fue la principal característica que, en el escenario principal como en la pista
electrónica, sonaban de tal manera que te hacían pensar por qué otros
festivales no invierten pasta y cuidan este aspecto tan fundamental. También he
de deciros respecto a los DJ's, que deambulando entre las instalaciones y
dejando llevar mis pies a su ritmo por algunas de las tocadas de tales
reputados, entre sus sesiones, muchos de ellos, programaron también rock,
haciendo sonar remezclas de Lenny
Kravitz, Red Hot chili Peppers o Guns N´ Roses.
Tratados esos
apuntes básicos, destacado fue GOGOL
BORDELLO, afincados en Nueva York. Fueron la sorpresa del día y también
los encargados de calentar aquello con una actitud punk, que a modo de híbrido,
fueron fusionando con otros tantos estilos donde el rock estaba muy presente,
destacando sus influencias gitanas bien llevadas por esa multitud sobre las
tablas, en donde conviven a la perfección un toque cabaretero gracias a
instrumentos como el violín o el acordeón.
El cantante ucraniano Eugene Hütz
te hacía recordar por un lado a Emir
Kusturica y por otro a Perry Farrel,
sobre todo cuando le veías con esa extremada delgadez, con la corbata en la
cabeza y agitando una botella de vino como siempre nos tiene acostumbrado
Farrel en Jane´s Addiction. Su show destiló continua efervescencia, con
mucha actividad y anécdotas.
Aún tengo en las retinas de mis ojos memorizado el
momento en el que uno de sus músicos agitaba un tambor al estilo “Manolo el del
Bombo” y lo echaba a rodar por el escenario para que Eugene terminara
cruzándoselo de espaldas y subiendo sobre el mismo. Todo ello fue rápido y
frenético. Un espectáculo que superó en actividad a los propios Incubus y RHCP,
haciendo bailar y corear al público en momentos claves cuando interpretaban
“Pala Tute” o “Start Wearing Purple”.
INCUBUS fueron otra pieza sorprendente, pero por su ya conocida baza
experimental, pues los californianos te transportan por inercia siempre que
sepas entrar en su juego sonoro, porque si no tenías clara cuál era su
condición, posiblemente no te despertaran
demasiadas pasiones, y por el contrario, te podrían llegar a producir letargo.
Desde su comienzo con “Privilege” y “Megalomaniac” cementaron bien su
espectáculo con un sonido impresionante, que más tarde, y ahí no entendimos
por qué Red Hot Chili Peppers no lo tendría. En ocasiones me
hacían recordar demasiado a Soundgarden,
de hecho su cantante Brandon Boyz se
asemejaba al propio Chris Cornell.
Incubus es un conjunto que desparrama y empasta cada canción haciendo sonar sus
instrumentos con aires progresivos de forma fantástica, aun así Brandon fue el
contínuo objetivo que el público no quería perder de vista por sus tonalidades
vocales, por los ratos de percusión que compartió con el batería José Pasillas,
por mostrar su cuerpo semi desnudo tatuado, por sus gestos y sus muecas, así como
por hacer sonreír a la gente cuando se colocó unas gafas de coña que tenía
pintadas en los cristales unos ojos.
Su último trabajo editado “If Not Now
When?” fue interpretado con piezas como “Adolescents” y la extraordinaria “In
The Company Of Wolves” con ese sello de eclecticismo final, que también trataron
en alguna otra ocasión enloqueciendo al público al darle al concierto un vuelco
más intimista tendente hacia lo extremo.
Y con la llegada de RED HOT CHILI PEPPERS llegaban los
otros demonios esperados, no sé si tan calientes, pero sí más picantes, o eso
suponíamos, porque salieron a escena algo perezosos, y no tan enganchados al
desparrame como otras veces que les he visto. Incluso a Chad Smith la primera baqueta que lanzó al aire con ese arte
malabar fue a parar a centro del escenario, perdiendo incluso el equilibrio el
propio batería al intentar recuperarla. Anthony Kiedis le "ayudó" lanzándola aún más lejos en otro de sus gestos que las miradas no
perdían de vista, ya que el cantante tuvo su repertorio de muecas. RHCP han adaptado su show actual al sonido de los temas de sus últimas
publicaciones, sin dejar de lado los aires funky y algunos contrastes
revolucionados pero más tendentes a lo sosegado. De su último disco “I´M With
You” nos ofrecieron “Monarchy Of Roses”
(con la que abrieron el concierto), “Look Around”, “The Aventures Of Rain Dance
Maggie” o “Ethiopia”, siendo una buena muestra de su actualidad discográfica.
Aunque fueron más esperados clásicos como “Around The Word”, “Californication”,
“Parallel Universe”, “Under The Bridge”, o las explosivas “Suck My Kiss” y
“Give It Away”, dejadas para el bis. Los Peppers no dudaron en inventarse
improvisaciones como si de jam sessions se tratara, haciendo por un lado algo
más extraño su set, algo que hay que saber también valorar, porque no
olvidemos de donde provienen y cuando algo así ocurre, lo que queda es
disfrutar de sus paranoias y ver en acción a Flea con ese toque de bajo junto con el resto de instrumentos, no es nada despreciable.
Por cierto, a Josh Klinghoffer lo vi con tal actividad y tan integrado en la
banda, que parecía formar parte de ellos desde siempre. En conjunto, quizás
no tuvieron su noche más vibrante, pero como siempre, encendieron la luz de esa
luciérnaga que en el clímax de la oscuridad siempre ilumina de forma sensual y algo
extraña.
Texto: Raúl
García
Fotos: Rock In
Rio
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