La excitación, a mi particularmente, me hacía ser todo próstata en ese momento, así que con la erección encima y a la carrera, decidí ver por lo menos parte de la actuación de nuestros representantes españoles VITA IMANA que con un breve set list actuaban en el W.E.T. Stage dentro de ese peculiar y digno enfrentamiento entre bandas, The Batlle of Metal, y que estuvieron a punto de llevarse como vencedores al quedar en segundo puesto, siendo los primeros los finlandeses Battle Beast. Lo que pude observar de ellos lo define en primera instancia temas como “Batukada” en donde se dejan llevar por la estructura que colorea muchas de sus interpretaciones, y “Sistema Nervioso” con lo que cerraron. Provocación viva en vivo, aún con un set corto, pero seguido apasionadamente por curiosos desconocidos y múltiples compatriotas que no dudaron en arroparlos con las banderas representadas.Bien iba la cosa a la espera de IRON MAIDEN, más comprobando que esta vez para tal acontecimiento no parecía misión imposible verlos desde alguna cómoda o incómoda posición, pero al menos verlos sin tener que recurrir de manera obligada a las pantallas, como ocurriera hace un par de años. Sonando las notas del “Doctor Doctor” habituales para comienzo de show y pillándome en pleno papeo algo retirado, ya me imaginaba que la posición para visionar no iba a ser cómoda, pero bueno, después de andar durante los primeros temas cual peregrino fuera hasta estabilizar la posición, la cosa se pudo disfrutar sin zancos. El show y sus decorados venían a cuenta de su nuevo trabajo “The Final Frontier” donde ya sabíamos que nos caería “El Dorado” como único tema. En términos futuristas así obraron los decorados y el Eddie que llegó a tener varias secuencias de lucha con Janick Gers de manera interactiva, ya que las podíamos observar por las pantallas del recinto como eran las miradas de ataque hacia el guitarrista a través de una cámara colocada en los ojos del “emblema crecidito”. Muchos de los clásicos esperados no se tocaron en detrimento de canciones que habría quien no deseara y que desde mi punto de vista, hicieron más interesante el concierto para distinción de los shows con los temas de siempre. Empezaron con “The Wicker Man” y “Ghost Of The Navigator” y la gente adaptada a sus temas más recientes tendrían clásicos venerados como “Wrathchild” a mitad de show o “The Number Of The Beast” y “Running Free” ya en el bis. La forma física de Bruce Dickinson quedó una vez más por encima de todos sus compañeros juntos, dejemos a parte a Janick, aunque el resultado en términos de grupo fue sobresaliente. Las luces, los silencios, las guitarras acústicas en cortes como “Dance Of Death” o “Hallowed Be Thy Name”, y sobro todo el calor del público que siempre tuvo muy presente, especialmente cuando Bruce dedicó “Blood Brotheres” a Dio, recordando lo que había significado para el en sus comienzos antes esa masa de metaleros entregados.
Raúl "Mr.Virus" García
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